Nuevas, jóvenes, cromáticas 2021
Instalación compuesta por una escultura de papel reciclado, adoquines urbanos y parabrisas. Medidas variables
«Los discursos que nos oprimen dan por sentado que lo que funda la sociedad es la heterosexualidad.(…) Insisto en esta opresión material de los individuos por los discursos y querría subrayar sus efectos inmediatos tomando el ejemplo de la pornografía. Sus imágenes constituyen un discurso y este cubre nuestro mundo con sus signos, tiene un sentido. Significa que las mujeres están dominadas.»
— El pensamiento heterosexual, Monique Wittig (1980).
La pieza parte de una investigación en torno al lenguaje gráfico implícito en las tarjetas publicitarias que anuncian servicios sexuales distribuidas por los barrios más precarizados de algunas ciudades. Como resultado, se presenta una instalación en la que se revelan las continuas decisiones estéticas que caracterizan estos anuncios.
La calle es el lugar para la convivencia, más allá de servir de tránsito entre interiores asépticos y controlados. Por esa misma razón, es el lugar donde sucede el conflicto y lo incómodo sale al encuentro. Enganchados en los parabrisas de los coches, los anuncios aguantan poco tiempo. Para evitar la confrontación, alguien los tira rápido al suelo y se marcha a otra parte. En ese nuevo emplazamiento se desgastan y se unen a otros desechos hasta formar una masa de papel y residuos impregnada en la acera. Estas tarjetas son la parte visible de todo un entramado de intercambios que se desarrollan apartados bajo mecanismos oscurecidos. Ocupamos y recorremos el espacio público con nuestra realidad a cuestas omitiendo lo ajeno-desagradable que sale a la superficie en diversas formas.
Con esta pieza, Davinia V. Reina trata de articular una reflexión visual a través del encuentro directo con la forma, vaciada de contenido y descontextualizada para ofrecer una decodificación libre y que a su vez haga posible otras representaciones con las que llenar otros espacios. Pretende realizarse a través de un análisis y puesta en común del lenguaje gráfico utilizado en esos soportes, investigando los elementos que lo componen y las relaciones que entre ellos se establecen. Es decir, se trata de averiguar cuáles de entre los mismos hacen que sean, como cualquier otra publicidad, fácilmente identificables y normalizados.
La instalación está compuesta de cuartillas de papel obtenidas reciclando estas tarjetas —convertidas en pulpa de celulosa de colores—, y sometidas a un proceso de destrucción y re-fabricación de las piezas. Estas se presentan apiladas sobre adoquines de la calle (emplazamiento habitual en el que se pueden encontrar cientos de ellas).